La iglesia primitiva de Huércal, construida en el siglo XVI en estilo mudéjar, refleja la influencia de la arquitectura musulmana en los reinos cristianos. Sin embargo, durante el período barroco del siglo XVIII, experimentó una expansión significativa para acomodar el crecimiento de la población, añadiendo naves laterales y una nueva capilla mayor. Este templo combina dos etapas arquitectónicas distintivas y presenta elementos decorativos notables, como los restos de la armadura mudéjar en la nave central.
La iglesia primitiva de Huércal, erigida en el siglo XVI en estilo mudéjar, representa un ejemplo fascinante de la interacción cultural entre los reinos cristianos y la presencia musulmana en la región. El mudéjar, caracterizado por la adaptación de técnicas y estilos arquitectónicos islámicos por parte de los constructores cristianos, se refleja en la estructura original del templo. Sin embargo, a medida que el valle del Andarax experimentó un aumento demográfico en la primera mitad del siglo XVIII, la iglesia se expandió para dar cabida a esta creciente población.
La época barroca vio la incorporación de naves laterales y una nueva capilla mayor, transformando la iglesia primitiva en una estructura más amplia y majestuosa. Este proceso de expansión no solo fue funcional, sino que también permitió la integración de elementos decorativos propios del estilo barroco, como ornamentos elaborados y detalles escultóricos.
La combinación de elementos mudéjares y barrocos confiere a la iglesia de Huércal una singularidad arquitectónica y cultural. Los restos de la armadura mudéjar en la nave central son testimonios tangibles de la rica historia y la evolución arquitectónica de este lugar de culto. En resumen, la iglesia primitiva de Huércal no solo es un símbolo de devoción religiosa, sino también un testimonio vivo de la interacción entre diferentes tradiciones y estilos arquitectónicos en el contexto histórico de la región del Andarax.