La Iglesia de Santa María, construida entre 1530 y 1550, es un edificio religioso de gran importancia histórica en la región. Originalmente de tres naves, fue reconstruida debido a una inundación a finales del siglo XIX, quedando como una sola nave con techo de madera. Destacan sus dos torres, una para el campanario y otra para la Capilla de San Blas.
La Iglesia de Santa María, un símbolo de la devoción y la historia en la región, fue erigida entre los años 1530 y 1550. En su origen, presentaba una estructura de tres naves iguales, con muros laterales de piedra y cal, algunos de ellos construidos con tapial. Sin embargo, a finales del siglo XIX, una inundación devastadora obligó a una reconstrucción importante.
Tras este suceso, la iglesia fue reconstruida nuevamente, esta vez en una sola nave con tirantes y techo de madera. A pesar de los cambios, el edificio conserva su encanto y su significado religioso. Una de las características más distintivas de la iglesia son sus dos torres: una alberga el campanario, mientras que la otra está dedicada a la Capilla de San Blas, añadiendo un toque de belleza arquitectónica y devocional al conjunto.
La Iglesia de Santa María es más que un simple lugar de culto; es un testamento de la resistencia y la fe de la comunidad a lo largo de los siglos. Su arquitectura, aunque modificada por eventos históricos, sigue siendo un recordatorio poderoso de la importancia de la religión en la vida de la población local, así como de su capacidad para adaptarse y reconstruirse frente a la adversidad.