La iglesia parroquial de Turre, construida en la primera mitad del siglo XVI en el sitio de una antigua iglesia, sufrió un colapso en 1859, lo que condujo a la construcción de un nuevo templo a finales del siglo XIX. El nuevo edificio, de estilo ecléctico, fue diseñado por el arquitecto provincial Martín Baldó y terminado en 1888. Presenta un exterior ecléctico y un interior de tres naves cubiertas con bóveda de cañón, siendo las laterales más bajas que la central.
La iglesia parroquial de Turre tiene una historia marcada por la necesidad de reconstrucción tras el colapso de la antigua estructura en 1859. Ubicada en el mismo lugar donde se encontraba la iglesia original construida en la primera mitad del siglo XVI, este edificio se convirtió en el punto focal de la comunidad religiosa de Turre desde su fundación.
El desplome del artesonado mudéjar en 1859 marcó un punto de inflexión en la historia de la iglesia, llevando a la necesidad de construir un nuevo templo que pudiera albergar a la creciente población de la localidad. Bajo la dirección del arquitecto provincial Martín Baldó, se iniciaron los trabajos de construcción en 1863, financiados en gran parte por generosas donaciones del ciudadano D. Gabriel Sánchez Alarcón y otros benefactores.
La nueva iglesia, finalmente bendecida en 1888, presenta un estilo ecléctico en su exterior, reflejando influencias arquitectónicas variadas. Sin embargo, su interior sigue un diseño común en la región del Levante español: tres naves cubiertas con bóveda de cañón, siendo las laterales más bajas que la central. Esta disposición proporciona un espacio amplio y luminoso para la congregación, mientras que los detalles arquitectónicos reflejan la riqueza histórica y cultural de la comunidad de Turre.
La iglesia parroquial de Turre, con su mezcla de estilos y su significado histórico, sigue siendo un punto de referencia importante tanto para los fieles como para los visitantes que desean explorar la rica herencia religiosa y arquitectónica de la región. Su reconstrucción y posterior conservación son testimonios vivientes del compromiso de la comunidad con su patrimonio cultural y espiritual.