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Cerro de Vela Blanca desde el Faro avistando caletas y arrecifes. Anthercas

Pequeño recorrido
Cerro de Vela Blanca desde el Faro avistando caletas y arrecifes. Anthercas
Almería |
Almería

Acceso por la carretera AL-3115 a la localidad de Cabo de Gata, sigo por la Fabriquilla y Almadraba de Moteleva hasta el faro, salvando unos metros, donde la carretera solo permite el paso de un vehículo, sin embargo gracias a la falta de carreteras y comunicaciones, el Cabo de Gata se libró del desarrollo urbanístico y la especulación salvaje, del que fueron objeto otras costas españolas, conservándose casi intacto su paisaje de western. 

Parto desde el Mirador sobre el Arrecife de Las Sirenas con el faro a mi derecha; se construyó en 1863 siendo el más antiguo de la provincia de Almería; en el siglo XX lo completan el resto de dependencias; erigido en el Morrón del Corralete a 50 msnm sobre las ruinas del castillo de San Francisco de Paula, formaba parte de la batería de defensa marítima de la costa almeriense, fue destruido durante la Guerra de la Independencia. 

Con una altura de torre de 18 m, los destellos del faro son visibles a 30 millas de distancia (45 km), complementado por una sirena acústica, que los días de espesa niebla se activa avisando a los barcos de la presencia de la peligrosa Laja del Cabo, arrecife que se encuentra a una milla marítima, causante de numerosos naufragios a lo largo de la historia. El pecio más visitado por los submarinistas es el del buque Arna, naufragado en 1928 al chocar contra la Laja del Cabo. 
Disfruto de las vistas sobre el Arrecife de las Sirenas, icono del parque y lugar que estuvo tan poblado de focas monje, que los navegantes confundían sus gritos con los cantos de sirenas; de ahí su nombre, es el resultado de una antigua chimenea volcánica; probablemente recibe este nombre por la presencia de una colonia de foca monje, ya que los pescadores de la zona las llamaban sirenas o lobos marinos. Este mamífero habitó toda la costa de Cabo de Gata hasta la mitad del siglo XX. 

Cruzo junto a la caseta de entrada para ver desde otro ángulo el promontorio sobre el faro, colina que los romanos denominaron “promontorium charidemi”, el Promontorio de las Ágatas, debido a la cantidad de piedras semipreciosas que se podían encontrar en los alrededores; pudiera ser que “ágata” diera origen a su nombre actual. 
Rodeando las edificaciones anexas al litoral desciendo a La Calilla, donde reposan dos barcos en sus largueros oxidados tendidos sobre la grada, cuyo fondo es un monumental picacho volcánico, en la punta más oriental de la Península Ibérica. 

Vuelvo a rodear otras dos construcciones para acceder a Punta Baja, especie de península constituida por columnas rocosas de origen volcánico (basaltos), con formas de pilares hexagonales, resultantes del proceso de enfriamiento y fractura de los flujos de lava extensos, se disgregan en forma de adoquines, por ello han sido utilizados en las construcciones de la zona. 

Desciendo a cruzar la “arenosa” Cala Arena, me desvío para observar la “Piedra del Agujero”, a partir de aquí, barranquetes y coladas volcánicas configuran un impresionante tramo costero de texturas, formas y coloraciones como las tobas volcánicas de Cala Rajá; en sus proximidades y sólo accesible por barco, se encuentra la mítica cueva, donde se refugiaba hasta hace bien poco, una colonia de foca monje. Su presencia en estos parajes dio motivo a diversas leyendas, en las que lobos marinos atacaban a los hombres de mar, si intentaban hacerse con las piedras preciosas del interior de la cueva. 

Cruzo el Barranco del Negro y me dirijo a observar de cerca, el “Arrecife del Dedo”, una antigua chimenea volcánica donde se alza desafiante: "El Dedo de Neptuno". Abandonando el litoral vuelvo a la pista de tierra, para tomar la asfaltada en ascenso constante hacia el Collado de Vela Blanca, donde puede apreciarse el Domo del Cerro de Vela Blanca, promontorio rocoso formado por rocas volcánicas originadas aproximadamente hace 12 millones de años, son andesitas piroxénicas de colores muy oscuros, debido a la presencia de óxidos de manganeso. Su origen se debe a la retracción del acantilado de rocas volcánicas, debido a fenómenos erosivos por la acción del oleaje durante el cuaternario; en su pie nos encontramos una duna fosilizada con forma de vela que contrasta con el oscuro volcánico del acantilado. Cuenta la leyenda que la "Vela Blanca", era habitualmente confundida con un velero por el resto de navíos, quedando éstos varados entre los arrecifes. 

Desde el collado asciendo hacia la actual torre de Vela Blanca, ya que en 1767 se acometió su nueva construcción; a mediados del siglo XIX fue traspasada al cuerpo de Carabineros y en 1941 pasó a depender de la Guardia Civil; hacía 1960 fue vendida a un particular que la habilitó como vivienda; desde el Cerro de Vela Blanca (212 m) inicio el descenso de vuelta, tomando el desvío hacia el Cerro del Bujo; acabada su pista en descenso senderil acusado, conecto con la pista al faro y al ahora disputado aparcamiento. 


 

Tiempo
147 min
Distancia
8350.00 m
Desnivel positivo
346.00 m
Desnivel negativo:
346.00 m
Dificultad:
Media
Sendero o ruta
Tipo de terreno
Homologado
Estado de señalización
Accesibilidad
Época
Altitud máxima
212.00
Altitud mínima
2.00

Descripción

Severidad del medio natural
Orientación del itinerario
Dificultad en el desplazamiento
Cantidad de esfuerzo

Medio

A pie

Clasificador

Agua
Naturaleza
Paisaje

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