La ermita, situada en la entrada del pueblo, es un recordatorio de la religiosidad popular del valle del Andarax. Destaca por su función como lugar de intercesión por las ánimas del purgatorio y como humilladero para protección en viajes peligrosos. La cartela sobre la puerta reza "Rogad por las almas del purgatorio".
La ermita, ubicada en la entrada del pueblo, es un monumento que evoca la profunda religiosidad popular arraigada en el valle del Andarax desde los tiempos de los mártires de la Guerra de las Alpujarras y la Contrarreforma católica del concilio de Trento. Su posición estratégica sugiere su función como lugar de intercesión por las almas del purgatorio, como indica la cartela sobre la puerta que invita a "Rogar por las almas del purgatorio".
La ermita original fue arrasada por una riada a finales del siglo XIX y posteriormente reconstruida en una ubicación más cercana al pueblo. Esta reconstrucción, sin embargo, no sigue el modelo típico de las ermitas-qubba de La Alpujarra, ya que su media naranja característica está oculta por una sencilla portada de estilo neogótico.
Desde la ermita, se puede apreciar al otro lado del río algunos antiguos cortijos dedicados a la producción de uva, con amplios porches para las labores agrícolas, lo que subraya la importancia económica de esta actividad hasta tiempos relativamente recientes. El volumen edificado de la ermita, situado en un alto que domina las terrazas sobre el río, refleja el poder económico de los propietarios y añade una fuerza expresiva al paisaje circundante.